A mi relativa corta edad, he tenido la oportunidad de escuchar, ver y leer que en el año 2000 se iba a acabar el mundo. La cosa se tomó tan en serio que recuerdo la noticia de un suicidio colectivo de más de 100 personas en no sé qué país. También tuve derecho a asistir al vaticinio fatalista de que en el 2002 todos los sistemas informáticos europeos reventarían con la llegada del Euro, que el 6 de junio del 2006 el diablo iba a aparecer, y ahora resulta que el 21 de diciembre del 2012 llegará el apocalipsis y todo se habrá acabado.

Me acuerdo que después de haber visto el documental, “Y tú qué sabes”, con Violeta, discutimos de cómo la gente parece estar sedada y vivir en la ignorancia. Y sigo pensando lo mismo. Al igual que Einstein, sólo estoy convencido de dos cosas: de la eternidad y de la estupidez humana. Si las personas no mirasen el ventilador de cretinismos que es la tele y todas las tonterías que de ella emanan, probablemente no tendríamos ahora un nuevo rumor fatalista que sólo va a ir en aumento hasta el 2012.

Y claro, ahora alguien me dirá que con la llegada de Internet las personas están mejor informadas y ya no se creen mentiras ni rumores absurdos: como existe Internet, entonces todo el mundo tiene una voz. ¡Claro, para dar vía libre a sus idioteces! ¡Oh, miradme, soy importante, puedo decir la primera chorrada que se me pasa por la cabeza, y la voy a difundir en toda la red! Esto es peor que cuando Homer Simpson crea su página web donde publica los chismorreos de sus vecinos, todo el mundo le lee porque ofrece algo que vende.

Pues ahora pasa lo mismo ¿Acaso vende decir que en el 2012 será un cambio de etapa? No, vende la estupidez hollywoodiense de decir que va a ser el fin del mundo. Como el maremoto gigante, el gorila o los aliens no destruyeron el planeta, vamos a inventar otra cosa.

Y los que se creen estas memeces son los mismos que van a ir a votar a los falsos políticos que sonrientes, pagarán así a las farmacéuticas para que se sigan forrando con el pretexto de que la Gripe A, es algo “científico”. Las mismas basuras de políticos que venderán a los millones de incrédulos todas las promesas del mundo y se llenarán la bocaza de democracia con sus trajecitos bien pulidos, mientras niños en el mundo entero están muriendo por culpa de las armas que ellos venden. ¡Menuda hipocresía!

Nuestra sociedad está falta de valores, rodeada de mentiras, en un sistema pervertido y lleno de manipulaciones interesadas… Es como si la gente prefiriese el engaño, por miedo a sufrir con la verdad. Y la verdad es que si la gente abriera algo que se llama libro, y que además de para decorar un salón sirve para instruir, se enteraría de que lo del 2012 proviene de los mayas, quienes predijeron que por estas fechas la inclinación del eje de la Tierra cambiaría. Debido a esto se produciría el derretimiento de los polos, los tsunamis, los terremotos, los desarreglos ecológicos y la aceleración de la vibración del planeta que estamos viviendo hoy y que no ocurría desde hace veintiséis mil años. Nada más.

El 21 de diciembre del 2012, llegará el apocalipsis, sin duda, porque esta palabra en griego, significa “revelación”, “algo después de”. El Apocalipsis de Juan, el último libro canónico del Nuevo Testamento, también se llama el Libro de las Revelaciones, por cierto. Así que no estamos sino ante la llegada del descubrimiento de algo maravilloso que día a día está aflorando con un cambio de conciencia a nivel mundial. En esta nueva etapa que se está tejiendo hoy, ahora mismo, las personas somos cada vez más conscientes que debemos acercarnos a una naturaleza que hemos intentando dominar, controlar y destrozar a nuestro antojo. Somos cada vez más conscientes que debemos comer, cuidarnos y vivir de manera sana y somos cada vez más conscientes que los sistemas económicos, financieros y políticos actuales ya no son viables y se están hundiendo bajo su propio peso. Éste es el cambio, éste es el apocalipsis, ésta es la revelación.